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martes, 19 de julio de 2011

Intrusión (III)

Aguzó el sentido, ojeo sin embargo a su alrededor, estaba solo en la bodega. Pasos crujian sobre el, la cubierta albergaba al menos a 30 marinos, y por suerte, estaba lo suficientemente elevada como para que su linea de vision no se cruzara con el humilde muelle que rozaba los ventanales. No tan lejos, un cello sonaba en uno que otro camarote, del lado contrario, el sonido de la cocina, hombres moviendo trastos de un lado para el otro, y finalmente un golpe. Pisadas. Alguien mas habia saltado, alguien mas habia tenido un aterrizaje no del todo bienvenido. Intento escuchar mas, pero no pudo dar con su rastro. Suficiente información; se incorporo agil y silencioso, y pegando su espalda al costado de la puerta la abrio con el gesto de una suave brisa juguetona, las viejas bisagras emitieron un chirrido no del todo molesto, ojeo el corredor antes de internarse en las galerias, pasillo tras pasillo, hasta refugiarse detras de un tosco barandal de madera, a solo pasos de un penoso bucanero. Por un segundo considero utilizar el viejo truco de la piel de cordero, pero no era el lugar apropiado, la tripulación probablemente habria de conocerse rostro por rostro. Pacientemetne espero a poder esquivar el rumbo de la silueta, y dio con los presuntos calabozos inferiores, mas que suficientes para pasar desapercibido, se hizo de una de las numerosas copias de las llaves de las celdas que colgaban cercanas a la puerta y se encerró en la celda mas lejana que pudiera encontrar, mas no estaba alli solo. Tres otros prisioneros se repartian en tres de las 8 celduchas restantes; El primero, un enorme golem de apariencia estupida pero increiblemente introspectiva y una protuberante joroba musculosa, como un armadillo enroscado, sostenia entre sus manos un pequeño muñeco de madera, a este, le contemplaba como si fuera su unica razon de ser, como si contemplara todos sus sueños y esperanzas materializados. El segundo dormia contra el suelo, cubierto por una especie de poncho o tapado, con una paz envidiable y poco esperable de un convicto de mala muerte en un lugar como ese. Finalmente, el tercero, se movia lentamente en la oscuridad, en una celda mas lejana que las otras, por un segundo, habria jurado que no se trataba de un hombre, sino mas bien de una silueta femenina, la que parecia repetir una misma rutina de movimientos pautados, que se debatian entre un cierto vuelo y un patron tosco que denotaba un manejo intranquilo de su arte, como tantas veces, no puedo evitar el comentario aunque sabia de que su entrada a las mazmorras no habia despertado la atencion de ninguno de sus tres ocupantes, cada uno de ellos perdidos en sus propios mundos.

-Ey!, tu, esa forma no esta nada, pero nada bien. Deberias tranquilizarte.

El "Ey" habia sido lo suficiente para despertar en la silueta un sobresalto inesperado. Ahora la figura le miraba fijamente entre un pareja de barras de hierro.

-Y supongo que tu lo harias mejor- Replicó.

No pudo evitar sonreir socarronamente mientras sarandeaba su cabeza hacia los dados,.- Por supuesto, esa forma, despues de todo, cada paso, cada giro, son originalmente, mios.

Y mientras la silueta fruncia el entrecejo perpleja ante la supuesta locura del extraño, la puerta de la mazmorra se abrio suave pero rapidamente y un joven entro de un sobresalto nervioso y respirando en silencio observo a los 4 locos encerrados frente a sus ojos, rezando por que a ninguno de los cuatro se les ocurriera levantar la voz en cuando a tal desubicada irrupcion. A todo esto el protuberante golem pensaba mirando a su muñeco, que pocas veces en su vida habia conocido tal euforia, por entrar a un calabozo, si no era la primera vez, que veia a gente entrando a voluntad, como si realmente hubiera algo allí que les sirviera de algo. Un pensamiento absurdo cruzo su mente y escondio al muñeco detras de si. No fuera que hubieran venido por el.